IV Encuentro de aficionados al Sumo
Oviedo, 6 de enero de 2006
Acabamos de regresar de Oviedo y es el momento de poneros a todos un poco los dientes largos con la crónica de nuestro encuentro de sumoadictos. Hay que partir de la base, además, de que para los leoneses pasar el puerto para ir a Asturias es siempre una delicia, así que si a eso le sumamos el volver a encontrarnos con viejos amigos y conocer gente nueva con la misma pasión que uno tiene por el sumo, pues el aliciente es aún mayor.
Lamentablemente el tiempo no nos acompañó y estuvo lloviendo todo el tiempo, lo que no impidió que Víctor, Maria Ángeles y Rubén estuvieran de paseo por la ciudad cuando nosotros llegamos. A eso de las 21.30 quedamos a las puertas del hostal, en donde conocimos a Tania, una anfitriona realmente excepcional. Si hubierais estado allí pensaríais lo mismo que yo.
Tras un pequeño paseo por el centro, decidimos guarecernos de la lluvia en un bar en donde entramos en calor con unas cañas, mientras nos preguntábamos si aparecería Bernardo «el sueco» porque no sabíamos nada de él desde hacía tiempo. En esas nos llamó José Luis, muerto de envidia por no haber podido ir y prometiendo que a la siguiente no faltaría. También hubo comentarios sobre la pena de que Carmen al final no consiguiera billetes para poder viajar desde México. Esperemos que para la próxima sí puedas estar con nosotros.
La cena fue en un restaurante asturiano llamado «Tierra Astur», en donde ya estaba Bernardo esperándonos desde media hora antes. Pobre, él allí sólo y nosotros mientras de cañas. Tras las presentaciones de rigor y una vez que Bernardo nos aclaró qué se le había perdido a él en Suecia, llegó el momento de pasar a lo positivo… y qué positivo que fue todo. Ensalada, carnes, quesos, embutidos, tortas de maíz… todo típico de la zona y realmente exquisito. Y, por supuesto, unas cuantas botellas de sidra para aplacar la sed, porque no se puede viajar a Asturias y no beber sidra. Bernardo se cortó un poco a la hora de beber porque luego tenía que conducir, aunque al final acabó tomando un par de «culines» (no penséis mal, es que así se llama en Asturias al trago de sidra que te sirven), pero los que no nos cortamos ni un pelo fuimos Rubén y yo, que cada vez que pasaba el camarero para servirnos sidra rápidamente le dábamos el vaso para que nos lo rellenara.
La cena fue muy agradable, con muchos comentarios sobre el futuro rendimiento de Kotooshu y del resto de los europeos, apuestas sobre el ganador de este torneo, los nuevos valores japoneses, los juegos de internet, etc. Sin duda una cena de lo más distendida y entretenida. La prueba de ello es que entre pitos y flautas estuvimos allí hasta las 2 de la mañana, momento en el que Bernardo se despidió del grupo porque le quedaba más de una hora de coche para volver a su casa y al día siguiente tenía que viajar a Bilbao. Por cierto, que durante la conversación «el sueco» nos confirmó sus aviesas intenciones con alguno de sus mensajes. Bernardo, tomamos nota y obraremos en consecuencia a partir de ahora. 🙂
Para terminar la noche nos fuimos al casco viejo de Oviedo en busca de un sitio en donde poder tomar una copa. Tras intentarlo en un par de ellos que parecían la sección de oportunidades de unos grandes almacenes el primer día de rebajas, nos decidimos por uno que estaba vacío pero que luego se fue llenando pero sin estar agobiante nunca. La verdad es que estábamos tan a gusto que allí estuvimos hasta las 5 de la mañana, charlando de un montón de temas entre los que no podía faltar de nuevo el sumo.
La verdad es que ya era hora de descansar y nos despedimos de Tania agradeciéndole muy sinceramente (y lo hago de nuevo desde aquí) lo bien que lo organizó todo. El resto nos fuimos juntos al hostal para despedirnos hasta el próximo encuentro de sumoadictos, que todo hace indicar que será en Tenerife. Ya lo estoy esperando.
(Comentario de Eduardo de Paz)
El viernes 6 de enero quedamos Víctor, Mª Ángeles, Rubén, Beatriz, Eduardo y yo en la entrada del hostal en el que se alojaban y nos dirigimos a dar una vuelta turística por la zona vieja de Oviedo pero llovía demasiado así que decidimos guarecernos tomando un par de rondas de cañitas. Estuvimos hablando de los que no pudieron venir y de aquellos que no sabíamos si vendrían. También contrastamos nuestras impresiones sobre Kotooshu y todos mantenemos la esperanza de que no se desinfle por la presión al llegar a Ozeki. También hablamos de los luchadores cuyos resultados son siempre más inesperados y de los que nunca fallan (parafraseando a Rubén, pierden cuando tienen que perder y ganan cuando tienen que ganar). Hablamos de algunos Rikishi más como Ama (por el que yo siento predilección), Takamisakari (luchador circense), …
Fuimos a cenar a un restaurante de comida típica asturiana y ya estaba esperándonos allí Bernardo. Pobre, porque llevaba un tiempo esperándonos y el dueño del restaurante me llamó al móvil pero no lo oí y estaban a punto de pensar que le habíamos plantado. Desde aquí aprovecho para disculparme por no haber estado atenta al móvil. Tras las presentaciones de rigor pasamos a elegir un menú de cosas típicas y exquisitas. Había embutidos, carne, ensalada, patés variados y rica sidra. A lo largo de la cena descubrimos en Bernardo un polemista incansable. Charlando y charlando nos dieron las 2 de la mañana y nos despedimos de Bernardo hasta otra ocasión porque le tocaba volver a esas horas en coche hasta casa.
Fuimos a tomar unas copas al primer bar en el que se podía respirar y estuvimos de animada conversación hasta casi las 5. Me despedí de Beatriz y Eduardo hasta la próxima reunión (esperemos que en Tenerife) y de los demás hasta el día siguiente.
El sábado 7 de enero pasamos el día visitando Gijón. Vimos la playa de San Lorenzo, El Elogio del Horizonte (escultura de Chillida situada en una colina), el puerto deportivo, la zona vieja y finalmente fuimos a un museo de unas termas romanas. La lluvia nos respetó durante la mayoría del día; lo malo es que había bruma porque si no nos hubiéramos acercado a un mirador que hay en las afueras de la ciudad que tienen una vista impresionante, al menos para los que no sufren de vértigo. A última hora del día Rubén se despidió de nosotros para coger el avión de vuelta a casa.
El domingo 8 de enero quedé con Víctor y Mª Ángeles para ver los monumentos prerrománicos que hay en Oviedo. Subimos al Monte Naranco y visitamos las iglesias de San Miguel de Lillo y Santa María del Naranco. Desde la cima del monte había (cuando la bruma lo permitía) una vista muy bonita en la que destacaba la ciudad rodeada de montañas, algunas cercanas y muy altas como la Sierra del Aramo. Nos hicimos unas fotos con una estatua de un cristo de unos 15-20m de altura de color blanco que visto de noche desde la ciudad parece un fantasma por la iluminación que le ponen. Tras ver los restos que quedan de un antiguo acueducto que bajaba desde el monte hasta Oviedo me despedí de Víctor y Mª Ángeles con la satisfacción de haber hecho 6 nuevos amigos con los que compartir una extraña afición, el sumo.
Termino agradeciendo a todos los que vinisteis hasta Oviedo vuestra visita esperando que haya sido de vuestro agrado y con ganas de repetirla pero esta vez en un sitio calentito como por ejemplo … Tenerife¡¡
(Comentario de Tania)
De los que veníamos de fuera de Asturias fui el primero en llegar a Oviedo. Lo primero que hice fue comerme una fabada, imprescindible cuando se visita Asturias. Después de la comida y su correspondiente siesta me lancé a dar un paseo por la ciudad. Lo cierto es que el tiempo no colaboraba mucho, pero me gustó lo que vi; no conocía la ciudad, y es bastante atractiva. Después de un rato llegaron Víctor y María Ángeles y continuamos paseando por la ciudad.
Después habíamos quedado con Tania, Eduardo y Beatriz. Ya sólo faltaba Bernardo, que se había convertido en la incógnita de la reunión, pues no habíamos contactado con él hacía tiempo. Como eran las 21:30 y la cena era a las 23:15 empezamos haciendo tiempo dando otro paseo por la ciudad, pero en vista de la lluvia que nos acompañó todo el día, rápidamente optamos por tomar unas cañas en un lugar más recogido. La llamada de José Luis nos hizo recordar las principales ausencias de la cena, además del propio José Luis. Carmen estuvo a punto de venir, pero al final no le fue posible conseguir esos billetes de avión. Julio se perdió por primera vez una de estas reuniones, lo que deja a Eduardo y Beatriz como los únicos que no se han perdido ninguna. También, como no, un recuerdo para el resto de miembros que bien por las fechas, por la lejanía física, o por ambas cosas no pudieron venir.
Cuando llegamos al restaurante, Terrastur, nos dijeron que Bernardo llevaba un buen rato esperándonos; sin teléfono móvil y sin conexión a internet aquí en España no había podido comunicarse antes con nosotros. Ya todos juntos, empezó la cena. La comida, estupenda (además de muy abundante); algunos productos típicos asturianos, quesos, embutidos, el delicioso cabracho… Y como no, sidra para regarlo.
Mientras tanto, todo tipo de conversaciones. Las curiosas historias de Bernardo sobre Suecia, consideraciones sobre la actualidad del sumo, algunas anécdotas sobre nuestra lista… Bernardo mostró sus intenciones de dar un poquito de salsa a la lista; intentaremos ponérsela. Como nos habían pedido Pedro y Armando, también hablamos sobre la próxima cena en Tenerife, una cita para la que hay muchas ganas. La sobremesa se alargó, y cuando nos fuimos del restaurante ya eran más de las 2. Bernardo se fue, ya que al día siguiente tenía que madrugar para continuar su viaje por España; hay que aprovechar las vacaciones.
Finalmente buscamos un sitio tranquilo para tomar una copa. Costó algo de esfuerzo, porque había mucha gente en todos lados, pero finalmente encontramos un bar agradable en el que estuvimos hasta bastante tarde, hablando de diferentes temas, sumo y no sumo. Tras esto nos fuimos al hostal, y ya nos despedimos de Eduardo y Beatriz, que volvían a León por la mañana para cumplir con más compromisos sociales.
Al día siguiente, quedamos Tania, Víctor, María Ángeles y yo para hacer una visita turística a Gijón. Esta vez tuvimos algo más de suerte con el tiempo y sólo llovió a ratos, lo que en Asturias parece ser un triunfo. Dimos un paseo por la zona más típica de la ciudad, también bastante bonita, y terminamos visitando unas termas romanas, una visita muy interesante. Por la noche yo tenía el vuelo de vuelta, así que desde Gijón me fui al aeropuerto, dando por finalizada la aventura asturiana; una reunión muy agradable, y estupendamente organizada por Tania, a quien que hay que agradecer el esfuerzo y felicitar por lo bien que salió todo.
(Comentario de Rubén Sánchez)
Tras las dudas y los problemillas para organizar la reunión, al final nos pudimos juntar unos cuantos miembros de la lista para pasar un buen rato entre amigos, conociendo a quien veíamos por primera vez y reencontrándonos con alegría con aquellos que no veíamos desde hacía algún tiempo. Sobre todo agradecer a Tania el trabajo que se ha llevado para organizar la reunión, y la amabilidad que ha tenido con todos nosotros, haciendo incluso de guía para los que estuvimos haciendo algo de turismo por su tierra.
Pese al tiempo que hizo el fin de semana, húmedo, lloviznando y con algo de frío, la verdad es que fue un gustazo poder visitar esa preciosa tierra que es Asturias, y la bonita ciudad de Oviedo, que parece estar esperando al visitante para mimarlo con sus calles, sus edificios, paisajes, vistas, y su gente tan amable y cálida.
Mª Ángeles y yo llegamos desde Sevilla hasta el aeropuerto de Asturias el 6 por la tarde, allí nos estaba esperando Tania, que nos acompañó desde allí hasta Oviedo. Una vez allí quedamos con el resto de la gente para ir a dar una vuelta antes de cenar. Una vez todos juntos salvo Bernardo, del que no teníamos noticias ninguno de nosotros y esperábamos encontrar ya en la cena. Tras un intento de paseo por la ciudad, y con la lluvia (escasa pero continua) y el frío que hacía decidimos refugiarnos en un bar cercano. Allí comenzamos a conversar sobre sumo, viendo las preferencias sobre luchadores de cada uno, la situación y futuro rendimiento de Kotooshu, Asashoryu, etc. Y entre caña y caña se fue pasando el tiempo, alternando el sumo con otros temas, recordando a los ausentes a la cena que estuvieron en otras ocasiones, cuando llamó José Luis para ver cómo andábamos, con un poquito de envidia.
Ya tocaba marchar a cenar cuando llegamos al restaurante “Tierra Astur” que estaba en una calle repleta de sidrerías, en la que colgaba un cartel luminoso que la bautizaba como “Bulevar de la sidra”. El sitio era espectacular, todo en plan rústico con mesas y sillas de madera y el suelo lleno de serrín para recoger los restos de sidra que caían al escanciarla los camareros que iban sirviendo por las mesas. Bueno la comida fue estupenda, ya veréis las fotos (sacamos todos fotos a la comida porque era para verla), un magnífico ejemplo que lo que se puede encontrar en tierras asturianas. Y nos encontramos a Bernardo, que llevaba ya un buen rato esperando el pobre, y no conseguía localizarnos.
Y allí pudimos poner cara a la gente de la lista, cosa que se agradece mucho y que hace que veamos los mensajes como algo más que un bloque de texto. Y bueno, la sidra iba y venía, la comida se degustó, y todo ello amenizado con una conversación animada, donde el sumo, deportes varios, comentarios y muchas risas, hicieron que el tiempo pasase casi sin darnos cuenta y que el rato que pasamos nos supiera a poco.
Tras la cena, nos despedimos de Bernardo, que tenía que ir hasta Llanes en coche, deseando que nos viéramos pronto. Y nos encaminamos a alargar un poquito más la noche, llegando hasta un local donde tomamos alguna copa y seguimos con las risas, anécdotas varias y sumo. Así se fue la noche y llegó la hora de recogerse, despidiéndonos no sin antes darnos cita para la próxima, que parece será en Tenerife y que esperamos preparar con más tiempo para que nos podamos ver más personas y pasarlo igual de bien o mejor.
Bueno, algunos aprovechamos el resto del fin de semana para hacer algo de turismo por la zona, que esto de las reuniones de sumo es una buena excusa para viajar un poco y ver sitios nuevos. Así con la ayuda de Tania, que nos acompañó los dos días restantes y a la que estaremos siempre agradecidos (y que tiene una visita pendiente a tierras del sur cuando ella quiera), estuvimos el sábado viendo la ciudad de Gijón. Allí estuvimos Rubén, Mª Ángeles, Tania y yo, paseando por sus calles, su enorme paseo marítimo, viendo su playa, visitando algún museo y disfrutando una vez más de la estupenda cocina asturiana, que hace que uno se sienta bien para aguantar el frío y la humedad de la calle.
Al día siguiente Mª Ángeles y yo apuramos la mañana, abusando una vez más de la amabilidad de Tania, haciendo una subida al monte Naranco, lindante a Oviedo donde teníamos unas increíbles vistas de la ciudad y sus alrededores, y donde se encuentran Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, dos preciosas iglesias de estilo prerrománico. Tras esto y después de un paseo por la ciudad apuramos nuestra última comida en Asturias, disfrutando una vez más en el Bulevar de la sidra.
Bueno, ya veis lo bien que se lo pasa uno en estas reuniones, así que animaos los ausentes y apuntaos para la próxima.
(Comentario de Víctor Ramos)