Historia del Sumo

El Sumo es sin duda ninguna el deporte tradicional de Japón. Más de 2000 años han transcurrido desde que se conoce su existencia y en todo este tiempo ha pasado por diferentes etapas de mayor o menor importancia en la sociedad japonesa hasta llegar a los tiempos actuales en los que hallegado a gozar de una gran popularidad gracias a su adaptación a los nuevos tiempos combinado con el mantenimiento de los antiguos rituales. Sin embargo y a pesar de los cambios efectuados principalmente en este pasado siglo la lucha nipona proviene directamente de aquellos primeros combates a muerte de los que nos hablan las antiguas crónicas, y es que todo lo que acompaña al Sumo se pierde en las más ancestrales tradiciones niponas.
La regulación que este deporte tiene en pleno siglo XXI no tiene nada que ver con lo que se hacía antiguamente. Los torneos no estaban establecidos tal y como hoy los conocemos y los luchadores han pasado por diferentes etapas a lo largo de la historia hasta llegar al profesionalismo actual en el que se desenvuelven. El Sumo es un importante testimonio de la identidad cultural de un pueblo y resulta difícil discernir en él lo que pertenece al deporte, al ritual o al espectáculo.

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Grabado antiguo

Primera época

Las menciones más antiguas del Sumo se encontraron en el Kojiki, un libro del año 712, el más viejo ejemplar existente del japonés escrito. Relata una leyenda acerca de como la posesión de las islas japonesas se consiguieron a través de un combate de sumo. Según el libro, hace miles de años el dios Takemikazuki fue enviado por la diosa Amaterasu para pacificar Japón. El dios de la tierra Okuninushi-no Mikoto aceptó que el país se cediese a los dioses del cielo con la condición de que sus hijos estuvieran de acuerdo con su decisión. Takeminakata fue el unico hijo de Okuninushi-no mikoto que no quiso ceder el país a los dioses del cielo, por lo que tuvo que enfrentarse a Takemikazuki. Vencido en la lucha, Takeminakata no tuvo otro remedio que aceptar que la tierra fuera gobernada por los dioses del cielo. Para ello descendió el dios Ninigino Mikoto que tras casarse con Ko-no-hana, hija del dios de la montaña, engendró a tres hijos. Uno de ellos, Hiko-hoko-demi, tuvo un hijo llamado Amasuhiko que fue el padre del que posteriormente sería conocido como Jinmu Tenno y que es considerado como el fundador de la familia imperial japonesa que aún hoy sigue en el trono del país nipón.

Representación del Dios Takemikazuki
Representación del Dios Takemikazuki

Como quiera que los japoneses no tuvieron ningún documento escrito hasta el siglo VIII es imposible saber, exceptuando por leyendas, exactamente cuando se originó el sumo en Japón. Sin embargo, las pinturas de las viejas murallas indican que sus orígenes son muy antiguos. En la época prehistórica, el Sumo parece haber sido realizado en rituales agrícolas para implorar buenas cosechas.

El Sumo en aquellos primeros tiempos tendía a ser violento, sin presas prohibidas, una verdadera lucha hasta el final. El Nihon Shoki (crónicas de Japón), de 720, tiene grabado que el primer combate entre humildes mortales tuvo lugar en el año 23 A.C. Se dice que el Emperador Suinin (29 A.C.-70 D.C.) hizo una especial petición a Nomi no Sukune, un alfarero de Izumo, para que luchara contra Taima no Kehaya, un matón de la actual Nara. Los dos lucharon durante unos instantes hasta que Sukune finalmente lanzó varios devastadores golpes sobre el estómago y el plexo solar de Kehaya, que quedó mortalmente herido. Desde entonces Sukune ha sido inmortalizado como “El padre del sumo”.
El primer combate históricamente autentificado tuvo lugar en 642, cuando la Emperatriz Kogyoku (r. 642-645) hizo que sus guardias de palacio practicaran sumo para entretener a los enviados de la Corte de Paekche de Corea. Notas posteriores mencionan como el sumo era practicado en las funciones de la Corte imperial, incluyendo las ceremonias de coronación. La costumbre del “tenran-zumo” (sumo en presencia imperial) se mantiene aún en el presente, aunque de forma diferente.

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Pintura con una representación del Yokozuna dohyo-iri

Durante el reinado del Emperador Shomu (r. 724-749), muchos luchadores (sumotori) fueron reclutados de todas partes del país para practicarlo en el jardín del Palacio Imperial en una festividad llamada “sechie” y que se celebra cada año en el 7º dia del 7º mes lunar (cada mes de agosto por el calendario actual). A la vez la gente culta se podía reunir también en el Palacio para mostrar sus habilidades escribiendo poesía. Con el establecimiento del “sechie-zumo”, el sumo se expandió desde un ritual agrario hasta una larga escala de ritos para rezar por la paz nacional y la prosperidad de la sociedad japonesa. Al final del siglo VIII, el Emperador Kanmu (r. 781-806) hizo del sechie-zumo un acontecimiento anual en su corte, y la costumbre continuó hasta el periodo Heian (794-1185).

La época de los Shogun

Durante el reinado del Emperador Saga (r. 809-823) la práctica del sumo fue fomentada como un arte marcial, estableciéndose reglas y refinándose las técnicas. Después del establecimiento del primer shogunato en Kamakura desde 1185 hasta 1392, el sumo vino a ser practicado todo lo mas como un arte marcial por las clases guerreras. Minamoto no Yoritomo (1148-99), el más famoso shogun de la época, fue un entusiasta del sumo.

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El Shogun Oda Nobunaga fue un gran aficionado al sumo

Oda Nobunaga (1534-82), gran señor feudal, era particularmente aficionado al sumo. En febrero de 1578, reunió a cerca de 1.500 sumotori de todo el país para un torneo en su castillo. Hasta entonces no había límites definitivos en la arena en donde el Sumo se practicaba; El espacio era delimitado simplemente por la gente que les rodeaba formando un círculo mirando el combate o esperando su propio turno para luchar. Aparentemente a causa de la gran cantidad de luchas que habían de celebrarse en el mismo día en el castillo de Nobunaga Azuchi, se pintaron unos límites circulares en el suelo para acelerar los procedimientos.

Desde el periodo de los estados guerreros hasta el periodo Edo (1603-1867), muchos daimyo empezaron a ofrecer su patrocinio a los más fuertes sumotori. Estos no sólo recibían un generoso estipendio sino que recibían el status de samurai. También llevaban puestos ceremoniosos delantales labrados con el nombre de su señor feudal. Como el patronaje garantizaba una buena vida, muchos prometedores rikishi rivalizaban con otros en el ring para conseguir que un daimyo les echara el ojo. Las clasificaciones ponían el nombre del feudo al cual servían en vez de su lugar de nacimiento, como se hace hoy en día algunas veces tomando nota de la prefectura del registro familiar en vez del lugar de nacimiento. Durante el periodo Edo se inició el sistema de clasificaciones.

Representación del Yokozuna dohyo-iri
Representación del Yokozuna dohyo-iri

La edad moderna

Tras el fin del periodo Edo y de la era Tokugawa, los luchadores comenzaron a construir sus propias viviendas con el apoyo de la gente de las ciudades. Se le empezó a llamar «kanjin-zumo», implicando que estaba siendo realizado para recolectar donaciones para la construcción o reparación de altares, templos, puentes y otras obras públicas. Pero parte del dinero, desde luego, también se usaba para pagar a los rikishi, muchos de los cuales a la vez eran ronin (samurais sin señor). A la hora de la verdad, el dinero recogido se usaba principalmente como salario para los sumotori. El desarrollo de este estilo ha dado lugar a la actual Asociación japonesa de Sumo (constituida en 1925), que ha preservado sus tradiciones hasta los tiempos modernos. Como ejemplos tenemos el tejado suspendido sobre el dohyo (con forma de un antiguo templo divino) y la vestimenta del árbitro, que simboliza al traje de caza de un guerrero japonés del pasado. En 1927, la Asociación de Sumo de Tokyo se unió a la de Osaka para formar la moderna Nihon Sumo Kyokai.

En los últimos tiempos se ha incrementado la internacionalización del Sumo con luchadores de Hawai, Brasil, Argentina, Mongolia, Rusia y otros países de Europa del Este, lo que ha hecho que aumente su interés. De hecho, en 1993 Akebono, un luchador hawaiano (aunque ahora nacionalizado japonés), cuyo verdadero nombre es Chad Rowan, se convirtió en el primer Yokozuna (el grado más alto del Sumo) no japonés de la historia.

Akebono realizando la ceremonia del Yokozuna dohyo-iri en sus años como Gran Campéon
Akebono realizando la ceremonia del Yokozuna dohyo-iri en sus años como Gran Campéon