Noviembre de 2019. El último torneo del año, el Kyushu basho, pasa a ser apodado como el ‘Kyujo basho‘, algo así como el “torneo de las retiradas por lesión”. Takakeisho, que estaba lesionado y se dudaba de su participación en el torneo, consigue su primer kachikoshi como Ozeki, tras haber conseguido el rango en marzo, habiéndolo perdido en julio y vuelto a recuperar en septiembre. La edad hace mella en Hakuho, arrastra mil y una lesiones, pero a pesar de ello, las jóvenes promesas parecen a años luz de su nivel… ¿Cómo se ha llegado a esta situación? ¿existen soluciones inmediatas al incremento de lesiones? ¿en qué punto del debate nos encontramos actualmente?
La idea de este artículo es profundizar, de una forma divulgativa, en el debate que está teniendo lugar estos últimos meses sobre la preocupante inactividad de la Asociación de Sumo Japonesa -más adelante referida como NSK- para crear nuevas políticas o soluciones ante el incremento de lesiones entre sumotoris de alto rango, así como para su tratamiento inmediato y precaución. Por lo tanto, el tono del texto procurará ser, tanto detallado para aquellos y aquellas ya familiarizados con las políticas que se dan en el sumo, como didáctico para toda persona que se esté iniciando o tenga interés en el tema.
En el sumo profesional, los rankings están en continuo movimiento. Tras cada torneo, el rango de cada luchador es revaluado según su actuación durante los 15 días del basho, subiendo puestos si se consigue más victorias que derrotas, kachikoshi (8 o más victorias) o bajándolos en el caso contrario, makekoshi (8 o más derrotas). Por lo tanto, en la actualidad, un luchador que se ve obligado a no participar en un torneo debido a una lesión grave, descenderá significativamente en el banzuke. Esto es particularmente grave para los Ozekis, segundo máximo rango -muy complicado de conseguir, pero relativamente fácil de perder- y para los miembros de la ‘segunda división’, los Juryo, ya que sólo las dos máximas divisiones son asalariadas (sekitori). Es decir, ¡podrían perder no solo su rango sino también su sueldo!
En los últimos meses, se ha formado un debate acerca de si el aumento en el número de lesiones es algo esporádico o realmente es consecuencia directa o indirecta de las políticas establecidas para los luchadores, especialmente entre los sekitori. Esto, sin embargo, no es un debate nuevo ni mucho menos y, como veremos más adelante, se ha tratado directamente en varias ocasiones en el pasado.
La relación entre el sumo y las lesiones no solo es histórica, sino que se defiende como parte de su legado. Las lesiones son el motor del sumo, el tamaño de los luchadores y la intensidad y frecuencia de su entrenamiento hacen que sean inevitables, por lo que fuerzan la retirada de la sangre vieja y favorecen la entrada de la nueva. Un luchador ha de adaptarse y dar lo mejor de sí, incluso cuando su cuerpo no lo acompañe, ese es el espíritu de lucha del sumo… O por lo menos esta es la postura que defienden los seguidores más puristas y, desde luego, desde la misma NSK. Este punto de vista tradicionalista de las lesiones como ‘motor inmóvil’ del sumo moderno es lo que en teoría explicaría a día de hoy el aumento de rikishis de menor tamaño tanto en altura como en peso en las altas categorías (como Terutsuyoshi, Enho o incluso Takakeisho). Por otro lado, los sumotoris no tienen la obligación de reportar sus lesiones y en la práctica, lo que también vemos es que se defiende la siguiente dinámica: silencio, vendaje y al ring. Algo no muy favorable para la salud de los luchadores…
Si bien es cierto que el sumo y las lesiones siempre han ido de la mano, estos últimos años, las lesiones en los altos rangos han estado a la orden del día. Uno podría esperarlo de luchadores más veteranos, como Hakuho o Kakuryuu, pero las lesiones no han ignorado a las jóvenes promesas, como Takakeisho, Hokutofuji, Shodai o más recientemente Tomokaze.
Este último, ha provocado varias voces de alarma ya no solo por la propia lesión, sino también ante las medidas que se tomaron en el ring inmediatamente tras las misma. Al caer del ring, Tomokaze apoyó todo su peso sobre su pierna estirada, lo que provocó que su rodilla se dislocase completamente, retorciéndose visiblemente de dolor en el suelo durante un periodo demasiado largo, procuró incorporarse hasta que, por fin, varios veteranos ayudaron al rikishi a salir del dohyo. La ausencia de asistencia médica inmediata en el ring es algo que ya se ha criticado anteriormente, pero el peso de las tradiciones sobre las que pivota la NSK hace que se mantengan en la negativa incluso hasta para estas medidas. Si hasta para esto siguen obcecados, ¿Qué esperar cuando se solicitan cambios más serios en la normativa?
Por otro lado, es relevante distinguir estas lesiones de carácter más fortuito (una mala caída, un mal giro…) a otras que son producto directo del nivel de exigencia de la propia normativa. Dentro de este grupo encontraríamos lesiones como las del ex-Ozeki Terunofuji, que se agravaron hasta tal punto que requirieron de casi un año de descanso, cayendo desde lo alto del sanyaku hasta el ecuador de la quinta división (y penúltima en total).
Estos ‘diversos motivos’ son más claros en los altos rangos del banzuke. Un ejemplo claro estaría en los Ozeki, posiblemente el rango más exigente. Si un Ozeki gana dos torneos consecutivos es directamente promocionado a Yokozuna, el máximo rango del sumo, una categoría de por vida, ya que un Yokozuna nunca pierde su rango hasta el momento en el que se retira. Pero obtener el rango de Ozeki no es tarea fácil, para ello un luchador debe conseguir un mínimo de 33 victorias como Sekiwake o Komosubi -tercer y cuarto rango- en tres torneos consecutivos, ¡y ahí no queda la cosa! Si en un torneo, un Ozeki suma más derrotas que victorias se le otorga el rango de ‘kadoban’. De volver a suceder esto en el siguiente torneo, el luchador perderá el rango. En el siguiente torneo, el ya ex-Ozeki tiene una última oportunidad: de sumar más de 10 victorias podría recuperarlo, de no conseguirlo, deberá volver a cumplir el requisito de las 33 victorias. Por todo esto, estamos acostumbrados a ver pelear a Ozekis muy por debajo de su nivel de rendimiento, arriesgándose a empeorar sus lesiones para poder mantener su rango.
Una vez introducido el problema que se nos presenta, pasemos a explicar los dos sistemas sobre los que gira el debate:
Kadoban:
El primero y de origen más antiguo lo acabamos de explicar y es el sistema kadoban, por el cual un Ozeki pierde su rango de sumar más derrotas que victorias en dos torneos consecutivos. Este sistema se introdujo a finales de los años 20, el fin de la era Taisho, cuando las dos asociaciones de sumo más importantes, la de Tokio y la de Osaka se unieron para dar a la Nihon Sumo Kyokai (NSK). En aquel entonces la norma estipulaba que todo Ozeki perdería su rango de sumar tres makekoshi consecutivos, pero, pasados unos años y al ver que esto rara vez tenía lugar, la norma de los dos makekoshi consecutivos se implantó en julio de 1969.
Crítica al Kadoban: Aun siendo necesario un mecanismo por el cual los Ozeki puedan perder su rango, en los últimos años se ha visto como este sistema, tal cual como está implementado en la actualidad, pone en riesgo el agravamiento de lesiones que podrían llegar a convertirse en determinantes para la carrera de cualquier luchador. Mantener un alto rendimiento en el sanyaku hace prácticamente imposible esquivar las lesiones. Mientras que los Yokozunas tienen más libertad para recuperarse y Sekiwakes y Komosubis están en continuo movimiento, una lesión para un Ozeki es algo más serio debido a toda esta normativa, llegando a situaciones como las que hemos visto a lo largo de los dos últimos años con luchadores como Tochinoshin o Takakeisho.
Kosho-Seido:
El segundo es el kosho-seido, actualmente abolido. En 1957, el número de torneos oficiales anuales se incrementó de 4 al número que tenemos en la actualidad, 6. Lesiones habituales que por entonces no habían supuesto un problema para los luchadores pronto empezaron a serlo cuando el aumento de la frecuencia entre combates no permitía su correcta mejora. Luchadores de altos rangos eran forzados a competir en condiciones físicas mediocres con tal de que no se llegase a ausencias largas (¿Os suena de algo?). Fue por entonces cuando se decidió introducir un sistema que ayudase a mitigar los efectos de los torneos extra; el kosho-seido. Éste establece que todo sumotori con una lesión de gravedad podía descansar durante todo un torneo, sin ver afectado a su posición en el banzuke.
Crítica al kosho-seido: Aunque inicialmente muy estricto, con el paso de los años se fue suavizando hasta que, a principios de los 00s, el sistema empezó a criticarse ya que toda lesión, por pequeña que fuese, resultaba en el luchador saltándose el siguiente torneo para descansar. Esto, sumado a los luchadores que se retiraban a mitad de torneo por lesión (kyujo) hizo que se alcanzasen situaciones verdaderamente ridículas. En 2001, una media de 8 sekitoris se retiraban de los torneos y en 2002 la situación empeoró, aumentando hasta 10 y creando situaciones como la del torneo de Julio de ese mismo año, en el que 8 sekitoris ni siquiera participaron en el basho, y que terminó con 16 sekitoris kyujo (¡prácticamente el 25%!)). Esto, evidentemente, hizo entrar en pánico a la NSK, ya que, si la popularidad del sumo ya se encontraba en recesión, esto no hacía más que ahondar la tumba.
Los seguidores más tradicionalistas discutían que este sistema iba en contra del ‘espíritu del sumo’-como ya hemos comentado antes-; y defendían que todo luchador ha de entrenar diariamente y participar en los torneos oficiales. De lo contrario, la responsabilidad de ese luchador es retirarse. Además, se decía que determinados rikishis, se estaban aprovechando de este sistema para acaparar puestos en el sanyaku. Esta crítica iba especialmente dirigida a los Ozekis, a quienes acusaban de intentar mantener su rango sin pretensiones de ascender a Yokozuna, aprovechándose de la normativa para descansar entre bashos y así evitar el sistema kadoban. Finalmente, en 2003 el kosho-seido quedó oficialmente abolido para los miembros del sanyaku y en 2004 para el resto de los sekitoris.
Habiendo presentado el debate, paso a dar mi evaluación personal del mismo.
Está claro que algo no funciona del todo bien, pero aún así es muy difícil saber realmente el qué. A la vista está que la abolición completa del kosho-seido fue precipitada, ya que nos volvemos a encontrar en la misma situación con la que se encontraron en los años 60 y, además, ¡no se ha introducido ninguna medida para paliar con las lesiones! Si hace sesenta años se introdujo un sistema para intentar disminuir la carga de las lesiones a los luchadores, ¿cómo es que ahora no hay nada?
La NSK se esfuerza en mantener las normativas de antaño a pecho y espada bajo la escusa de la tradición, ¡pero la situación no es la misma que antaño! Hoy en día el peso medio de los rikishis es considerablemente más alto, aumentando el riesgo de lesión, la edad media de los luchadores es considerablemente mayor y, además para agradecer a los seguidores japoneses, los rikishis participan de giras y torneos no oficiales entre bashos. ¿Cómo es posible no adaptarse a todo esto?
Como veis es un tema complicado y no por ello se lleva discutiendo desde hace años, pero la raíz del problema es el mismo de siempre con el sumo; tradición vs reformismo y cómo conseguir un equilibrio entre ambos. Si bien las lesiones actúan como motor en el sumo, esto no contradice la introducción de hipotéticas mejoras que favorezcan su previsión y recuperación. La NSK debería mirar al problema a la cara y no mirar hacia otro lado acogiéndose bajo el peso de la tradición. No es necesario un cambio brusco de paradigma, pero sí ciertas modificaciones simplemente para velar por la salud de los luchadores y la introducción de medidas de atención primaria en el ring podría ser un primer pasito.
Pero esto, por supuesto, y como siempre… es solo mi opinión.
Darío, El Buen Rikishi
Excelente reportaje Darío. Gracias.
Si estoy de acuerdo con Darío!!!
Excelente artículo Darío, que comparto en su totalidad. Creo que el gran problema de la NSK es su inmovilismo absoluto, algo muy enraizado en la sociedad japonesa (a la que hacer cambios les cuesta una barbaridad) y que todavía se ve más aumentado en el jerarquizado y tradicionalista mundo del sumo.
Quizás ahora echemos de menos las actitudes reformistas de Takanohana, al que le perdieron sus formas y que, de haber tenido algo más de paciencia, creo que podría haber acabado llevando cambios al mundo del sumo para posicionarlo como un deporte moderno, al estilo de tantos. Pero le perdió el ego y su obsesión por hacer las cosas a su manera sin contar con los demás. Y las revoluciones solo se ganan si tienes a la mayoría de tu parte, y evidentemente esto no era así.
En cuanto al sistema kosho, creo que se debería de reimplantar pero con matices. Me parece bien que un luchador que se lesiona pueda descansar un torneo manteniendo su rango, pero esa lesión ha de ser certificada por un médico imparcial que certifique que realmente el luchador necesita un tiempo de recuperación mayor para volver en plenas condiciones. Solo así se podría reimplantar un sistema en el que se impediría que «los listillos» se aprovecharan de él para tomarse dos meses extras de vacaciones por una lesión leve.
Creo que es hora de ponerle tope al peso máximo. Por ejemplo 140 kilos.