La Tomozuna beya tiene desde ahora siete luchadores nuevos, todos ellos pertenecientes a la clausurada Oshima beya por jubilación de su oyakata. Entre ellos se encuentra el veterano luchador Kyokutenho, del que todos esperaban su retirada para hacerse cargo de la heya. Sin embargo el luchador mongol, de 37 años y que adquirió la nacionalidad japonesa en el año 2005, ha declarado que aún tiene ganas de seguir luchando para seguir aumentando sus importantes registros, entre los que se podrá contar el de más torneos disputados en Makuuchi (cumplirá 80 en mayo) si permanece tanto en el Nagoya como en el Aki Basho en la máxima categoría, sobrepasando en la séptima posición de todos los tiempos al Yokozuna Chiyonofuji (actual Kokonoe oyakata) y al Ozeki Konishiki.
La Isenoumi beya ha inaugurado sus nuevas instalaciones en la zona de Bunkyo-ku de la capital tokiota, trasladándose desde sus antiguos cuarteles en Edogawa-ku. Su oyakata, el antiguo Maegashira Kitakachidoki, y su esposa presentaban juntos ante la prensa el nuevo edificio de cinco plantas, estando en la más baja el dohyo y reservando otras tres para las habitaciones de los luchadores. «Todo el mundo ha ayudado mucho. Espero poder sacar un nuevo Kashiwado,» dijo el oyakata. «Me gustaría esforzarme más en este nuevo sitio,» añadió el luchador de la Isenoumi beya el actual Juryo Ikioi.
El nuevo Ozeki Kakuryu ha declarado que irá andando al Kokugikan (está a diez minutos de su heya) y que entrará por el acceso habitual de los luchadores para poder interactuar con sus aficionados. Hay que recordar que un luchador al llegar al rango de Ozeki tiene el derecho a acceder al Kokugikan por el parking inferior, así que la mayoría de los Ozeki no suelen mostrarse ante el público. Sin embargo Kakuryu quiere que todo sea diferente. «Me gustaría complacer a los aficionados», dijo. Curiosamente el Yokozuna Hakuho entró andando al Kokugikan en la primera jornada del día 1 del Hatsu Basho de este año, algo que ahora Kakuryu quiere hacer a diario. Veremos si el ímpetu de los aficionados no le hacer reconsiderar sus intenciones.
